En las conversaciones participan muchos factores, como la organización del discurso, la actitud de sus hablantes y escuchantes, las palabras elegidas, los estados de ánimo, los pensamientos y sentimientos sobre lo que se está diciendo, el ambiente físico y virtual, la dicción, el tono, la respiración, la atención, los gestos. Todo ello ocurre, además, en un contexto social de interpretaciones (subjetivas) y representaciones (colectivas) digitales y efímeras.
Por eso, obtener resultados con nuestras conversaciones, impactar en los equipos y personas con las que trabajamos y convivimos, demanda, ante todo, revisar cómo nos estamos comunicando. En este artículo te comparto catorce acciones y catorce preguntas para que reflexiones desde el propósito hasta la forma de tus charlas, reuniones y presentaciones. Si encuentras 2 o 3 ideas que te parezcan significativas, quédate con ellas y úsalas como herramientas para profesionalizar aún más tus competencias de comunicación.
- Comunícate para relacionarte y empoderar
- Ayuda a la otra persona a expresar su punto de vista
- Sé parte activa. Quédate, insiste
- Explica tus emociones (ya las expresas)
- Percibe lo verbal y lo no verbal
- Conversa sobre el problema no sobre la persona
- Hazte cargo de lo que generas
- Utiliza lenguaje no agresivo
- Haz pausas
- Retoma, retroalimenta
- No te defiendas
- Si lo quieres dilo claro
- Habla sobre lo que es
- Comparte
Comunícate para relacionarte y empoderar
Lo más importante de la comunicación es la relación que establecemos con las personas, lo que ponemos en común. Conversa para comunicarte y hacer crecer tus relaciones, deja afuera los temores, el miedo a perder, el deseo de controlar o de imponer tu visión de las cosas.
Reflexiona, ¿en qué conversaciones tienes una oportunidad de empoderar a otros/otras?
Ayuda a la otra persona a expresar su punto de vista
Sus razones, sus creencias, su mirada de la situación. Si sabes expresarte más fácilmente que la otra persona, entonces escúchala y ayúdala a que hable. Acompaña con tu actitud para que la conversación fluya.
Reflexiona, piensa en alguien con quien trabajes a quien le cueste expresar sus opiniones, ¿cómo le ayudarás la próxima vez?
Sé parte activa. Quédate, insiste
Conversa aquí y ahora, mantente presente, activo, involucrada. No te saques de encima la charla, por difícil o por aburrida, no te ausentes mentalmente, permanece o concluye. Estar presente es quedarse e insistir. Sal de la conversación cuando logres aquello que la motivó.
Reflexiona, ¿en qué tipo de conversaciones podrías mostrar interés real y no lo estás haciendo?
Explica tus emociones (ya las expresas)
“Evitar las emociones” no las deja fuera de la conversación. Sea que las expongas o no, las expresas, están ahí, en tu cuerpo, en tu tono de voz, en tus gestos, son parte de tu comunicación. Cuando lo que dices no es lo que sientes surgen errores de interpretación e incoherencias.
Reflexiona, ¿cuándo te conviene explicar tus emociones y cuándo te conviene esperar a que se pasen?
Percibe lo verbal y lo no verbal
No te quedes solo con las palabras, escucha todo lo que la otra persona dice, también con su cuerpo y su actitud. En conversaciones difíciles o aquellas que definen situaciones trascendentes, la comunicación no verbal es tan importante como la verbal y expresa más que las palabras.
Reflexiona, ¿qué es lo que con más y menos facilidad percibes de los demás?
Conversa sobre el problema no sobre la persona
Nunca se trata de la persona, hablamos para generar acuerdos y aprender, no para culpar ni para juzgar. Expresiones como “tú siempre”, “en tu área nunca”, son generalizaciones y se enfocan en las personas en lugar de hacerlo en la situación. Conversa sobre hechos y ofrece opiniones.
Reflexiona, ¿cómo identificarás que estás hablando de hechos y no de personas?
Hazte cargo de lo que generas
No podemos agradarles a todos pero podemos tener una buena relación con casi todos. Tu estilo, tono, humor, puntos de vista, todo lo que eres y haces, produce algo en los demás. Si no te gusta lo que generas puedes cambiarlo, pero acéptalo y considéralo parte de la conversación.
Reflexiona, ¿eres un aporte o un impedimento para esa conversación?
Utiliza lenguaje no agresivo
El lenguaje y el tono agresivos siempre producen daño. Además, las palabras no significan lo mismo para todas las personas, algunas palabras familiares sin su contexto pueden ser dolorosas o indignantes para quien las escucha. Usa palabras simples, correctas y amables.
Reflexiona, ¿qué palabras y en qué tono puedes mejorar en qué circunstancias?
Haz pausas
El silencio es conectivo, es un espacio para pensar. Las pausas dan un énfasis a lo dicho o por decir, delimitan una idea como los párrafos de un texto. Permiten escuchar, son momentos de encuentro y también, pequeños recreos.
Reflexiona, en tus reuniones ¿ofreces pausas para observar, escuchar y respirar?
Retoma, retroalimenta
Toma lo que la otra persona dice con tus propias palabras, parafrasea, hazlo tuyo. Pregunta, da y pide ejemplos, construye desde el decir de la otra persona. Utiliza su lenguaje y dale feedback. Retroalimenta la conversación.
Reflexiona, ¿en qué conversaciones cotidianas podrías retomar sus palabras y hacer crecer la comunicación?
No te defiendas
La conversación no se trata de ti incluso, o sobre todo, cuando te ataquen. Lo que los demás dicen y piensan de ti no te define. Por el contrario, lo que dice sobre ti habla más de sí mismo que de ti. Si te sientes atacado/a respira, enfócate en el tema de la conversación, conduce la charla con calma asertiva, no necesitas defenderte.
Reflexiona, la próxima vez que sientas palabras hirientes ¿qué cambio de postura corporal podrías realizar para continuar conversando?
Si lo quieres dilo claro
Las demás personas no adivinan lo que quieres ni lo que sientes. Pide, explica, expresa tu punto de vista con claridad. Sobre todo con personas que te conocen y conoces, no des por sentado que “deberían saber”, no supongas, pregunta.
Reflexiona, ¿qué te falta pedirle claro y amable a quién?
Habla sobre lo que es
Quejarte sobre cómo deberían ser las cosas no aporta a la conversación. Enfócate en lo que es, en cómo es y avanza con proposiciones, preguntas y posibles soluciones. Crea conversaciones productivas que generen resultados positivos para quienes participan y para quienes afecta.
Reflexiona, ¿qué conversación gastada podrías reemplazar por una comunicación propositiva?
Comparte
Compartir sin expectativa es una experiencia de comunicación riquísima, distinta a la forma de “compartir” en redes sociales en la que se esperan aprobaciones y heaters. Compartir una conversación solo por compartir con la persona coloca en el centro la relación afectiva.
Reflexiona, piensa en una persona a la que le haría muy bien conversar contigo (idealmente que no sea un familiar o una amistad) ¿qué día de esta semana podrías compartir un breve tiempo con ella?
Ninguno de los puntos anteriores tiene sentido sin amabilidad. Hacia una misma, hacia los demás, hacia el entorno, hacia el pasado y el futuro en el que se mueven las conversaciones. Lo más importante de la comunicación humana es la relación que construyen (o destruyen o congelan). Y la amabilidad es la madre de todas las buenas habilidades de conversación.
Para compartir esta información citar así:
Borzani, Bárbara. “Buenas prácticas de conversación” en Blog Borzani Comunicación. 1 de septiembre de 2022, <https://borzani.cl/buenas-practicas-de-conversacion/>. El blog de borzanicomunicacion.com y borzani.cl se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional. (2005-2022)