En música un silencio es una pausa en la ejecución de una pieza musical. Cada nota musical tiene un signo de silencio que le corresponde, si el signo aparece en el pentagrama quiere decir que no se debe tocar el instrumento durante el mismo tiempo que dura la nota. Es una “ejecución” de silencio.
En comunicación también hay silencios. Un punto y aparte en un párrafo es un “silencio de párrafo”. En el discurso oral se llaman pausas y tienen muchas funciones, la principal es dar énfasis a una idea.
El silencio en la comunicación oral sirve, desde el punto de emisión, para conectar hacia adentro y hacia afuera, para respirar, para repensar, para posicionarse, etc. Desde el punto de vista de la recepción tiene las mismas funciones -de conexión, valoración, posición- pero además involucra una interpretación de lo que acaba de decirse.
Si quien habla se detiene yo también me detengo. Los Salmos de la Biblia eran cantados con instrumentos musicales y frecuentemente aparece una instrucción de lectura “Selah” que significa algo así como “deténgase y escuche”. Detenerse lleva la mirada y la escucha hacia el atrás inmediato, hacia esto que acaba de tocarse, decirse, ejecutarse y luego continúa. Ese énfasis en lo dicho no se logra con más palabras, se logra con ninguna.
No hablar durante un espacio de tiempo afirma la presencia de quien habla, lo sitúa aquí y ahora y le presta la enorme seguridad del silencio.
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